CASO DE ESTUDIO: RIESGO DE DESASTRE EN ÚTICA
Los municipios de Útica y Quebradanegra hacen parte de la cuenca de la quebrada Negra, esta cuenca posee una superficie de 720 ha y se encuentra entre los 497 y 2065 msnm, la corriente corre en sentido sur-norte y por la margen izquierda de esta llegan las aguas de las quebradas Verbena, La Chorrera, La Platanera, Agua Clara, La Papaya, La Jabonera, La Amargosa, El Descanso, La Rivera y La Seca, mientras que por la margen derecha llegan aguas de las quebradas Lázaro, Seca y La María. La cuenca tiene una longitud de 16.8 km aproximadamente, con una pendiente media de 5%, elevación media de 990 metros y alineamiento moderadamente sinuoso, esta cuenca es alargada con drenaje de patrón subparalelo y la densidad del drenaje media es de 2.2 km/km2, y tiene un control geológico de tipo estructural y litológico (IDEAM, 2001), (INGEOMINAS, 2005). La quebrada Negra y sus afluentes se caracterizan por arrastrar una gran cantidad de sedimentos y diferentes materiales producto de los movimientos en masa, estos sedimentos provienen de la quebrada Terama y del río Patá, que desembocan en frente al casco urbano y en el río Negro 2 km aguas abajo, respectivamente. Lo anterior, genera aumento en la energía del cauce afectando la dinámica fluvial y a afectando el casco urbano con desbordamientos y posteriormente inundaciones (INGEOMINAS 2005, 2009).
Por otro lado, el municipio de Útica se encuentra en el margen sur de la confluencia de la quebrada Negra y el río Negro (IDEAM, 2001). Está quebrada está altamente degradada debido a la erosión y a la remoción en masa, lo que hace que tanto la quebrada como sus afluentes tengan un alto potencial para arrastrar los diferentes materiales depositados además de poseer un alto nivel de sedimentación lo que genera que la población se vea amenazada por las inundaciones causadas por el represamiento de los cuerpos de agua en temporadas de lluvias (IDEAM, 2001; INGEOMINAS, 2009).
Estos deslizamientos se deben a diferentes causas en las cuales convergen factores naturales y antrópicos, el ecosistema predominante en el lugar es el de bosque seco tropical, con temperaturas promedio de 26°C y máximas de 32°C, los suelos están desertificados y tienen un nivel alto de aridez. A pesar de ser un lugar con un régimen bajo de lluvias, en los meses de abril – mayo y octubre – noviembre, se presentan lluvias fuertes y por ende aumenta el nivel tanto del río como de la quebrada. Además de esto, los suelos al estar desprovistos de vegetación hacen que la captación hídrica sea baja y los fenómenos de escorrentía aumenten (Montoya, 2011). Otro factor influyente es el caudal, ya que a pesar que del caudal medio es de 1.45 m3/s, se registran caudales máximos de 3.70 m3/s e inclusive se han registrado valores en una sección de 6 m3/s y superiores a 100 m3/s en períodos de retornos largos (IDEAM, 2001).
A nivel antrópico, existen diferentes factores que catalizan lo efectos naturales sobre el suelo, las principales prácticas productivas de la región (cultivos de caña panelera, ganadería extensiva, café y pasturas) son llevadas hasta el borde de la rivera lo que genera procesos de erosión sobre los taludes, esto hace que se degrade la roca parental y se aumente el movimiento de los suelos debido a que son susceptibles a dicho fenómeno, dado su alto nivel de fracturamiento (INGEOMINAS, 2009; FAO, 2012). Otro factor importante son las obras insuficientes para la protección y contención de la quebrada, bajo interés y compromiso de los pobladores para el uso adecuado de los recursos naturales e insuficiente ejecución, divulgación y control de las políticas ambientales (FAO, 2012).
Estos fenómenos ocasionaron que el 18 de abril de 1980, abril de 1990 y el 19 de abril de 2011 se desbordara la quebrada Negra, que para 2011 dejó un saldo de 171 familias damnificadas, aproximadamente 80 viviendas destruidas al igual que cultivos arrasados. Seis días después (25 de abril de 2011), una segunda avalancha arrasó con el 90% del casco urbano, este desastre dejó más de 100 viviendas destruidas, 120 seriamente dañadas y 2.000 damnificados, la mitad de la población tuvo que ser evacuada y se afectó 72551.72 m2 de la zona urbana de Útica que se encuentra adyacente a la quebrada (Alcaldía de Útica, Informe de ponencia para primer debate al proyecto de ley 32 de 2012 senado, 232 de 2012 cámara). Este evento ha generado que se establezcan diferentes estrategias para caracterizar y zonificar la cuenca, y también planes para incentivar la participación ciudadana en torno a la prevención de riesgos, además de generar expectativa sobre la actuación de las instituciones competentes al definir qué acciones realizaron, qué se está realizando y que se va a realizar.
A raíz de los desastres ocasionados en Útica en los años 1980, 1990 y 2011 se vio la necesidad de tener un plan de emergencia, prevención de desastres y gestión de riesgo, es por eso que en el año 2012 la FAO realiza un trabajo en el que pretendió incluir a los diferentes actores que tienen incidencia en este conflicto ambiental, para esto realizó talleres con la comunidad y así mismo gestionó una mesa de trabajo interinstitucional para poder dar solución a dicho conflicto.
El proyecto de la FAO no fue continuado debido a diferentes causas, es por eso que se ve la necesidad de retomar y reactivar la mesa de trabajo interinstitucional que comenzó la FAO y reforzar los lazos entre las diferentes instituciones y la comunidad para evitar futuras catástrofes en la zona. Para esto es necesario conocer los diferentes trabajos, planes y proyectos que se han realizado en el lugar por las diferentes entidades para tener una idea global de las posibles soluciones que se le puedan dar a este conflicto. Para lo cual se implementa el modelo de Agenda Interinstitucional con el cual se promueve la disposición real y continua de todos los actores involucrados en un conflicto socioambiental.
Por lo tanto, los actores deben estar conscientes que su rol dentro de la agenda no basta con una participación inconstante e indirecta, de lo contrario, los procesos arrojarán resultados inútiles. Además que es importante generar más herramientas de diagnóstico ambiental participativo, teniendo en cuenta que, dichas herramientas involucran a las comunidades desde un primer momento de la gestión de las autoridades ambientales. Así mismo, implica la sensibilización y socialización de la gestión institucional.